Viaje de fin de curso al Chorro

Los alumnos de 4ºA estuvimos el pasado lunes y martes en el Chorro, un campamento situado en el Desfiladero de los Gaitanes cerca del famoso “caminito del rey”. Durante nuestra estancia realizamos diversas actividades. El primer día, nada más llegar, realizamos un paseo por los alrededores, contemplando las impresionantes montañas, la central hidroeléctrica y el pantano. Después tuvimos que afrontar nuestros miedos y hacer tirolina, desde una plataforma de unos 3 o 4 metros, hasta otra situada a varios metros de distancia. Tuvimos que tirarnos sujetos por un arnés. El protagonista de esta actividad, fue nuestro querido compañero Fernando Rendón, al que se le enganchó el pelo a la cuerda de seguridad. Pero no solo tuvimos que superar la prueba de miedo a tirarnos desde esa altura, sino que después tuvimos que bajar de la otra plataforma haciendo rápel. Una vez hecho esto disfrutamos un buen rato de la piscina antes de irnos a comer.

Tras un segundo baño, hicimos tiro con arco, competimos entre dos equipos. En esta actividad cabe destacar la puntería de nuestras estupendas profesoras María y Manoli. Una vez afinamos puntería, nos fuimos directos al rocódromo el cual se dividía en dos vías. Todos conseguimos llegar hasta arriba del todo por las dos vías, a excepción de Noelia, que al menos lo intentó.

Después de este día tan ajetreado, en el que acabamos sin fuerza alguna, nos duchamos, cenamos y nos propusieron un juego de orientación nocturna, que consistía en que dos monitores y las profesoras se esconderían en alguna parte del camping, portando una linterna y un papel que contenía una parte de un acertijo. Nosotros, por grupos, deberíamos ir sin linternas, y captar las señales de luz de los monitores y las profesoras. Una vez los hubiésemos encontrado debíamos hacer una prueba para que nos diesen la parte del acertijo y reunirlas todas para descifrarlo. Todo esto debíamos de hacerlo en el menor tiempo posible. Al estar totalmente a oscuras, algunos compañeros tuvieron algún que otro percance. Por ejemplo, Álvaro, en su búsqueda, se cayó a la piscina, y Adrián, bajó por la montaña hecho un ovillo, a toda velocidad. Afortunadamente solo sufrió unos rasguños en la espalda. Las vencedoras de este juego, fuimos Noelia y una servidora, Cristina, que conseguimos reunir el acertijo y descifrarlo en 17 minutos.

Al día siguiente nos levantamos a eso de las 9 y, tras desayunar, fuimos a los puentes tibetanos, tres puentes colgantes de diferentes características. Para hacer la cosa más animada, los monitores comenzaron a moverlos, añadiéndole dificultad al asunto. Destacaremos en esta ocasión que Jorge y Sergio, con mucho esfuerzo, consiguieron aguantar sus ataques.

Más tarde nos dirigimos hacia una zona del camping donde había una pared rocosa por la que tuvimos que deslizarnos haciendo rápel. En esta ocasión la protagonista de la anécdota fue la profesora Manoli, quien resbaló y chocó con la pared en la espalda, pero por suerte no sufrió daños e, incluso, se atrevió a volver a realizar la bajada. Para “descansar” de estas actividades, todos nos fuimos a la piscina, y allí realizamos una serie de juegos muy divertidos. Por último, y para finalizar nuestra estancia allí, hicimos un taller de pulseras chulisimo.

Todos nos lo pasamos genial, nos reímos mucho y no queríamos irnos, quien sabe, con suerte volvemos a ir.

También queremos agradecer la simpatía y el trato de los monitores que estuvieron con nosotros, Marta, Álvaro, Maicon y Vanesa; la buena comida y la participación, el humor y el entusiasmo de nuestras profesoras María y Manoli.

Os animamos, sobre todo a los de tercero, que en vuestro viaje de fin de curso del año que viene, elijáis esta actividad que os aseguramos, merece la pena.

Cristina Juez y Adrián Gutiérrez