Nuestro mosaico
La imagen que adorna la cabecera de esta bitácora es un fragmento del mosaico que decora el muro exterior del gimnasio de nuestro instituto. La elegí por su belleza y porque es una de nuestras señas de identidad. Ahora creo que es el momento de contar su historia.
El mural fue realizado por el Maestro Espinoza, como desea ser conocido el artista peruano Francisco Espinoza Dueñas, que un día conoció a Nacho, nuestro actual director, en aquel entonces jefe de estudios, y se ofreció realizar gratuitamente un mosaico y regalárnoslo. No era la primera vez que lo hacía, nos contó, había trabajado previamente en Cuba, Estados Unidos, Perú y diversos sitios de España realizando obras de arte dirigidas por él en las que colaboraban también las personas que posteriormente iban a disfrutar de las mismas. Así, el 28 de diciembre de 2000, bajo una lluvia torrencial que impidió el trabajo, nos reunimos en el instituto un grupo de alumnos, madres y profesores, dispuestos a poner las primeras teselas de nuestro mural. El Maestro había traído su material: sacos de cemento y azulejos variados, de los que se usan en la construcción, que más tarde se vieron enriquecidos por las piezas de vivos colores que elaboraba en su taller de cerámica de Constantina y en las que escribió, junto a los nombres de las personas a las que él admira (pintores, músicos, escritores ) y a los de sus seres queridos, los de todos los que de una manera u otra colaboramos en su proyecto. Pese a su edad estaba ilusionado como un chiquillo por volver a tener contacto con los jóvenes y por intentar difundir a través del arte sus ideas. Para él la educación era la luz que mejoraría la humanidad, y así lo reflejó en su mosaico.
Don Francisco pretendía finalizar su obra en un mes, pero la tarea se prolongó hasta junio de 2003. Durante este tiempo pudimos ver cómo se gesta la obra de un artista: cómo avanzaba lentamente, cómo se retiraba a contemplar largo rato lo realizado, cómo a veces deshacía lo hecho porque no le satisfacía y cómo se le agotaba la paciencia cuando sus colaboradores no estaban a la altura de sus exigencias. Con una tenacidad infinita se trasladó día a día desde Constantina a Sevilla, en autobús, para coger su carretilla, a veces solo, a veces ayudado, y trabajar durante toda la mañana. En junio de 2005 le tributamos un modesto homenaje durante la fiesta de fin de curso y volvimos a verlo, este año ha celebrado su ochenta cumpleaños y desde aquí queremos felicitarlo y agradecerle una vez más su generosidad.
Parece mentira que todavia haya gente asi de generosa porque, la verdad esque es raro que alguien haga cosas asi y menos por alguien al que ni conoce de toda la vida. Bueno pues felicidades al autor porque la verdad es que a echo muy buen trabajo y encima gratis.
Es un lujo y un privilegio llegar todos los días al trabajo y encontrarte con una obra de arte. Gracias maestro Espinosa.
Pues sí, es un lujo encontrar una obra de arte que nos reciba y es gratificante que haya gente tan generosa. En 3º B estamos trabajando sobre la obra del maestro. Espero poder daros algunas sorpresas dentro de poco.