Ya no queda, de Rafael de Cózar
«Rumbé sin novedad por la veteada calle
que yo me sé. Todo sin novedad,
de veras. Y fondeé hacia cosas así,
y fui pasado…»
César Vallejo: Trilce
Qué puedo decir de ti si ya no queda
ni un mínimo rescoldo en la penumbra
del fondo acristalado de mi copa,
o tal vez sólo un tímido recuerdo de tu piel
cuando en la cama tuerzo las esquinas
y la miel ondulante de tu pelo
me empaña las pestañas de color.
Fui olvidando tus medias en la cómoda,
tu cepillo de dientes, tus camisas
y ponerme tus jeans a mi medida.
He olvidado la cocina para dos
y ya no uso jamás tu cazadora;
me basta una ración en la comida,
no preciso llenar la lavadora
y he cubierto el hueco en la repisa
que dejaron tus libros y tus cosas.
He cambiado las plantas que te gustan
y ordenado de otra forma el salón,
torcí los cuadros por romper la simetría,
arrojo la ceniza en los rincones
y perfumo los pasillos con el humo
del tabaco canario que me fumo
con espíritu de total contradicción.
He logrado con el tiempo olvidar
y ya ni recuerdo cómo fueron
los días que en la penumbra quedan
o en los rojizos tonos de mi copa
como un eco de una antigua historia
que alguien contara en algún lugar
Logré olvidar el cobre de tu frente
e incluso tu líquida dentadura
abrazada por la ternura de tu boca
o la dulce superficie de tu vientre
casi fugaz y aéreo,
y tu saliente hombro
iniciando la curva de tu cuello,
recostada de perfil sobre las sábanas
como el más bello animal.
Tan sólo a veces añoro que en la noche
me claves al costado las rodillas,
o la adorable tortura de tu cadera,
el martirio de tu melena sobre mi boca
y el revés inconsciente de tu mano
que aprovecha para vengarse la ocasión,
o acaso también cuando dormida
violabas las fronteras establecidas
manteniéndome preso junto al muro,
encadenado a tu cuerpo desnudo,
condenado a morir sin remisión,
el resto de la noche sin derechos,
con el pecho fusilándome la espalda,
y con la extensa superficie de mi piel
midiéndote las balas de las venas…
o esas también frías noches del invierno
que usurpabas las mantas de un tirón
y atenazabas mis piernas con las tuyas
para robarme el último calor.
Así pues cuando te digo que ya no queda
ni un rescoldo mínimo de tu sombra
inquietando los restos de mi memoria
y que he cambiado todo de lugar
sin el menor asomo de tristeza,
sólo espero que no entiendas cómo siento
el temor de que descubras cómo miento,
con qué maravillosa desvergüenza.
De Ojos de uva. Rafael de Cózar (1988)
No es lo mismo que oírlo recitado por el autor, suerte que hemos tenido los que hemos asistido a la presentación del libro Cruce de Miradas, durante el cual Rafael de Cózar ha tenido la gentileza de dirigir unas palabras a los escritores participantes. Él nos ha dicho que su obra circula por Internet, invitándonos a leerla. He llegado a casa y no he tardado ni un minuto en encotrar este hermoso poema; a través del enlace anterior podéis acceder al libro completo, Ojos de uva, en formato word. Yo pienso disfrutarlo despacio.
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Hola señorita!! El segundo poema me gustó muchísimo, me encanta lo que expresa y sobre todo la forma de la que lo hace. Pensaba buscarlo,pero me ahorró el trabajo. Aunque de todas formas miraré, jeje.
Adiós!!
¡Qué sorpresa, Rocío, me encanta que me dejes un comentario! El libro completo está en el enlace, hay otros poemas también muy bonitos.
Pues me alegra mucho que os guste el poema. No tuvo mucha suerte el libro OJOS DE UVA, pues salió en USA y aquí llegaron pocos ejemplares.
No hace mucho, un par de años, se reedito la parte central del libro, en inglés-español. Creo que se puede encontrar algún ejemplar en http://www.iberlibro.com
Saludos y gracias por el estímulo
Rafael de Cózar
Gracias a ti, por animarnos a leer y a escribir y por dejarnos este comentario.
Soy alumna de rafael y por casualidad he encontrado este poema. Realmente pienso bien cuando me digo que no tenemos conciencia de la calidad humana y profesional de la gente que nos da clase en la universidad de sevilla. gracias por todo.
Sara, la calidad humana se la da a uno lo que de los alumnos recibe. Es una cuestión de sintonía, y si tu la ves, es que la tienes, como demuestra tu nota, pues no es posible juzgar si no se conoce lo que se juzga. En cuanto a la calidad profesional, algo sí puede haber, pues acabo de sacar la cátedra en literatura contemporánea. Saludos