Voracidad
Gripe ¿A?, pereza, bitácora abandonada (nunca había pasado tanto tiempo sin escribir)… así que más vale echarle un poquito de humor a la vida. Con mi agradecimiento, siempre, a Alberto Chimal, por sus sugerentes propuestas.
Voracidad
Desde que Alfonsito llegó del campamento con el pececillo en el cubo de la playa las horas de las comidas dejaron de ser un suplicio para nosotros. El nene empuñaba cuchillo y tenedor, cortaba las hamburguesas, las papas, las pizzas en trocitos minúsculos y dividía equitativamente las porciones: una para Doggie, otra para él, una para Doggie, otra para él, hasta que terminaba rebañando el plato y repartiendo entre los dos las últimas sopas de pan. Llegamos a olvidar los tiempos en que revolvía la verdura con el tenedor, esparciéndola por los bordes del plato sin probar bocado, o devolvía la carne masticada y convertida en una bola estropajosa. El niño y el pececillo se nos pusieron la mar de hermosos y Mercedes, entusiasmada por la fruición con la que los comensales devorábamos sus platos, desarrolló su afición a la alta cocina haciéndonos cada vez menús más sanos, exquisitos y sofisticados. ¡Pobrecilla!, siempre le dije que no merecía la pena echar margaritas a los cerdos, hoy Doggie, en un descuido, se ha zampado a Alfonsito… ¡crudo!, sin molestarse siquiera en aliñarlo con un poco de aceite y sal. ¡Qué disgusto se va a llevar Mercedes cuando se lo cuente!
Muy bueno, Elisa; tienes una capacidad de síntesis maravillosa. Aprovecho la ocasión para decirte que «Palabras para ti» se ha convertido en una herramienta utilísima para reforzar los contenidos de 1º de ESO de mi grupito de apoyo. Somos asiduos. Un beso.
Me encanta que os sea útil el blog. Gracias, Carlota, los comentarios suben el ánimo en las horas bajas.
Jajajaa, qué bueno. Ya se te echaba de menos…Un abrazo.
Ese quiebro final «devora» la historia para «regurgitar» una nueva. Me ha encantado.
Un relato para chuparse los dedos. Habría que saber cómo llaman los peces al sushi…
Uuupssss… tengo que decirle a mi hermana que tenga cuidado con sus peces, porque también los sobrealimenta, jejeje!!
Un cuento sorprendente, me ha hecho sonreír!
(Por cierto, no me había dado cuenta de que en la entrada anterior pusiste un vínculo a mi relato, muchas gracias!! Es todo un honor que te fijases en él!!)
Lu, Marian, Antonio, Virginia, muchas gracias por leer y comentar. Un beso muy grande a los cuatro.
Alberto:
Este no es un comentario sobre este post, pero no encontré en donde dejarlo. Es sobre el fallecimiento de Milorad Pavic hoy 30 de noviembre, no sé si sabías.
Bueno, quería comentártelo pues yo llegué a Pavic gracias a la recomendación que hiciste alguna vez del Diccionario Jázaro.
Bien, eso era todo.
Saludos