¡Qué excelente regalo, Elisa! Estas navidades sacaré un ratito para viajar a Ficticia, acabo de comprar el billete ;)
Me gusta Glogster, me recuerda a los posters de adolescentes colgados de las paredes de la habitación (visualmente llamativos, coloridos, impactantes) y además con multitud de caminos para explorar.
Gracias.
Silvia, Ficticia tiene una navegación un poco compleja, hay que aprender a orientarse, pero es una auténtica mina, merece la pena la visita y hacerse ficticiano.
Es cierto que el de Calvino es conmovedor (por cierto, la interpretación psicológica que aparece en la página siguiente destroza completamente el relato), pero el de Sánchez Pinol tampoco tiene desperdicio.
Elisa, ¡gracias por tan excelente selección de cuentos, qué maravilla! Muy buen ojo lector.
Los que más me han gustado son “Los amores difíciles”, de Calvino, por su poética y por como teje el final, envidiable. El de Ednodio Quintero que al reescribir este cuento lo mejoró, a mi entender, muchísimo; y es un ejemplo de micro o cuento breve, según cómo se vea. “Mire, no estoy…”, de Hipólito Navarro me ha encantado. El de Pinol es muy revelador, muy interesante. El de Chimal es impecable pero me esperaba otro final. En cuanto a “La oveja negra”, simpática puesta en escena. Eso sí, confieso que el texto de Tizón me aburrió un poco (lo que no significa que no sea bueno, que lo es, claro; pero así lo he sentido).
Uy, pequeña errata de mi parte: El cuento de Calvino se titula: «La aventura de un matrimonio»; «Los amores difíciles» es el nombre del libro del cual forma parte.
Gabriel, a mí me cuesta decir cuál me gusta más, pero Los amores difíciles es un texto de los que no se olvidan, de los que dejan poso, lo leí hace muchos años y cuando hice la selección no dudé en incluirlo.
En cuanto a Velocidad de los jardines quizás no sea un relato para leer en pantalla, creo que necesita el papel, a mí me fascinó por el uso del lenguaje, creo que es enormemente poético, un desarrollo magistral del tópico del tempus fugit, se me ocurre que quizás tenga muchas resonancias locales y que leído en otro país se pierda parte de su magia.
No me queda claro lo que dices del cuento de Ednodio Quintero, ¿la otra versión es anterior o posterior a esta? Me gustaría conocerla, ¿sabes si está en Internet?
Un saludo.
Elisa, te cuento: «Tatuaje» forma parte de un libro (La muerte viaja a caballo) que Quintero escribió en los setenta. Muchos de estos cuentos los reescribió y reunió, junto a otros, en una nuevo volumen “Cabeza de cabra y otros relatos” (1993). La versión que enlazaste es la segunda, la reescrita. La primera versión es la que sigue:
“Cuando su prometido regresó del mar se casaron. El había aprendido el arte del tatuaje y alguna otra cosa. Dibujó con sumo cuidado —en el vientre de ella— un hermoso puñal. El hombre murió una tarde y ella pasó muchos días nadando en lágrimas. El otro comenzó a rondarla. Tanto insistió que al fin ella cedió. Nunca se supo cómo el hombre desnudo se le quedó muerto encima, atravesado por el puñal”.
Esta versión, según mi óptica, es ampliamente superada por la segunda. A ti, ¿cuál te gusta más?
Estoy completamente de acuerdo contigo. Con respecto a esto me planteo de nuevo una cuestión: da la sensación de que está generalmente admitido entre los «minificcionistas» que es preferible podar los textos, o dicho de otra forma, la mejor minificción es la que más diga con menos palabras, cosa que formulada con esta rotundidad no comparto; en este caso el texto gana enormemente en sugerencias y creación de ambiente con la ampliación, después de leer la segunda la primera parece incluso ramplona (o al menos un simple esbozo). Gracias por la información, de la que, entre otras cosas, cómo incluso después de publicados, se pueden revisitar y ampliar los textos una y otra vez. Un saludo, Gabriel.
¡Qué excelente regalo, Elisa! Estas navidades sacaré un ratito para viajar a Ficticia, acabo de comprar el billete ;)
Me gusta Glogster, me recuerda a los posters de adolescentes colgados de las paredes de la habitación (visualmente llamativos, coloridos, impactantes) y además con multitud de caminos para explorar.
Gracias.
Silvia, Ficticia tiene una navegación un poco compleja, hay que aprender a orientarse, pero es una auténtica mina, merece la pena la visita y hacerse ficticiano.
Elisa, acabas de inventar otra utilidad para Glogster: el mural como antología.
Tu regalo es una caja de sorpresas virtuales. La adaptación del relato de Monterroso es curiosísima.
Es cierto que Ficticia es algo laberíntica, pero merece la pena perderse.
Lu, comentadora infatigable, haces que sintamos que merece la pena bloguear.
Precioso regalo y precioso glog. Si se puede elegir me quedo con el cuento de Calvino. ¡ Cuánta ternura a partir de lo más cotidiano…!
Es cierto que el de Calvino es conmovedor (por cierto, la interpretación psicológica que aparece en la página siguiente destroza completamente el relato), pero el de Sánchez Pinol tampoco tiene desperdicio.
Me encanta este regalo. ¡Gracias!
Los tuyos también son estupendos. Un beso.
Elisa, ¡gracias por tan excelente selección de cuentos, qué maravilla! Muy buen ojo lector.
Los que más me han gustado son “Los amores difíciles”, de Calvino, por su poética y por como teje el final, envidiable. El de Ednodio Quintero que al reescribir este cuento lo mejoró, a mi entender, muchísimo; y es un ejemplo de micro o cuento breve, según cómo se vea. “Mire, no estoy…”, de Hipólito Navarro me ha encantado. El de Pinol es muy revelador, muy interesante. El de Chimal es impecable pero me esperaba otro final. En cuanto a “La oveja negra”, simpática puesta en escena. Eso sí, confieso que el texto de Tizón me aburrió un poco (lo que no significa que no sea bueno, que lo es, claro; pero así lo he sentido).
Saludos.
Uy, pequeña errata de mi parte: El cuento de Calvino se titula: «La aventura de un matrimonio»; «Los amores difíciles» es el nombre del libro del cual forma parte.
Gabriel, a mí me cuesta decir cuál me gusta más, pero Los amores difíciles es un texto de los que no se olvidan, de los que dejan poso, lo leí hace muchos años y cuando hice la selección no dudé en incluirlo.
En cuanto a Velocidad de los jardines quizás no sea un relato para leer en pantalla, creo que necesita el papel, a mí me fascinó por el uso del lenguaje, creo que es enormemente poético, un desarrollo magistral del tópico del tempus fugit, se me ocurre que quizás tenga muchas resonancias locales y que leído en otro país se pierda parte de su magia.
No me queda claro lo que dices del cuento de Ednodio Quintero, ¿la otra versión es anterior o posterior a esta? Me gustaría conocerla, ¿sabes si está en Internet?
Un saludo.
Elisa, te cuento: «Tatuaje» forma parte de un libro (La muerte viaja a caballo) que Quintero escribió en los setenta. Muchos de estos cuentos los reescribió y reunió, junto a otros, en una nuevo volumen “Cabeza de cabra y otros relatos” (1993). La versión que enlazaste es la segunda, la reescrita. La primera versión es la que sigue:
“Cuando su prometido regresó del mar se casaron. El había aprendido el arte del tatuaje y alguna otra cosa. Dibujó con sumo cuidado —en el vientre de ella— un hermoso puñal. El hombre murió una tarde y ella pasó muchos días nadando en lágrimas. El otro comenzó a rondarla. Tanto insistió que al fin ella cedió. Nunca se supo cómo el hombre desnudo se le quedó muerto encima, atravesado por el puñal”.
Esta versión, según mi óptica, es ampliamente superada por la segunda. A ti, ¿cuál te gusta más?
Estoy completamente de acuerdo contigo. Con respecto a esto me planteo de nuevo una cuestión: da la sensación de que está generalmente admitido entre los «minificcionistas» que es preferible podar los textos, o dicho de otra forma, la mejor minificción es la que más diga con menos palabras, cosa que formulada con esta rotundidad no comparto; en este caso el texto gana enormemente en sugerencias y creación de ambiente con la ampliación, después de leer la segunda la primera parece incluso ramplona (o al menos un simple esbozo). Gracias por la información, de la que, entre otras cosas, cómo incluso después de publicados, se pueden revisitar y ampliar los textos una y otra vez. Un saludo, Gabriel.