¿Libros de texto? Sí, por favor.
Con frecuencia los profesores más implicados en el uso de las nuevas tecnologías pregonan la necesaria desaparición del libro de texto. Personalmente no estoy de acuerdo con esa idea y creo que la cuestión fundamental no es libro de texto sí o no, sino de qué tipo de libro de texto hablamos. Actualmente se han extendido los libros de texto que pretenden ser la guía completa de todo el trabajo que se realiza en el aula: organizan las unidades didácticas, aportan todas las actividades, incluyen programaciones… este tipo de material es nefasto porque sirve de excusa al que no quiere planificar sus clases y de corsé a algunos timoratos (yo, como madre, he ido a reuniones donde el docente de turno tenía como máxima preocupación «dar» todas y cada una de las lecciones).
Ahora bien, que me digan a mí que en Internet podemos encontrar artículos de calidad redactados con un lenguaje que nuestros alumnos puedan entender y respondo que muy pocos hay, y que es necesario rebuscar y rebuscar hasta encontrarlos (lo cual lleva infinidad de tiempo) o tienen que ser redactados ex-profeso por el docente, lo cual también es trabajo arduo y que muchas veces se realiza fusilando esos mismos manuales tan denostados. Por otra parte tampoco creo que debamos hacer creer a los alumnos que Internet es la única fuente de consulta, pues la información que contiene es de calidad irregular y, sobre todo, volátil. Los libros siguen estando ahí y creo que deben seguir estando.
¿Qué tipo de libro de texto me gustaría encontrar? Pues, aunque parezca paradójico, libros mucho más tradicionales de los que hay hoy. Libros con contenido, auténtico contenido bien desarrollado y no esas pildorillas de “saber” que aparecen ahora dispersas de unidad en unidad y que no hay quién las entienda porque lo que prima es la brevedad —los autores de libros de texto parecen microrrelatistas, su meta es dar la mayor cantidad de información con las menos palabras posibles—. Textos bien estructurados; con un lenguaje preciso, pero adaptado al de nuestro alumnado; con buenos glosarios pero sin tantos esquemas (cómo van a aprender los alumnos a esquematizar si lo que leen es un puro esquema); con anécdotas, ejemplos y aclaraciones que arropen y den carne a los conceptos que sin ellas no son más que ideas inconexas. Soy de letras y hablo de los libros de texto de Lengua y Literatura y Sociales, pero creo que mi opinión es igualmente válida para los de Matemáticas o Ciencias. Libros que no sean de usar y tirar; que se puedan anotar y subrayar; que ayuden a aprender a esquematizar, a buscar información, a leer comprensivamente; que se conserven en las estanterías no sólo porque se recuerdan con cariño, sino porque tienen una validez más larga que la que les dan los sucesivos cambios de las leyes educativas. Libros redactados con mimo, tiempo y cuidado porque no va a ser necesario, mal que les pese a las editoriales, cambiarlos cada cuatro años. Es cierto que la ciencia avanza con una rapidez vertiginosa, pero ¿resulta necesario llevar los últimos descubrimientos al aula en primaria o secundaria obligatoria? Y en el caso de que sí lo sea, ahí está la habilidad y la formación del profesor para proponer todas las fuentes complementarias que se necesiten.
Recuerdo los magníficos Consultor que publicó Santillana para la EGB, textos extensos, de una calidad extraordinaria. La mayoría de los que tenemos ahora a nuestra disposición no les llegan a la rodilla. Denme buenos libros con este tipo de contenidos y ya me encargaré yo de hacer mi programación, seleccionar otros materiales (prensa, Internet, otros libros de consulta o lectura…), diseñar actividades y ser la protagonista, junto con mis alumnos, de la clase.
Delicada cuestión la que planteas, Elisa. Creo, efectivamente, que no está reñido el libro de texto con el uso de las TIC en las aulas, al contrario. Creo, también, que el problema de la mayor parte de los libros actuales es, efectivamente, el poco y mal desarrollado contenido que ofrecen. Recuerdo que, hace unos años, en un instituto contemplamos la posibilidad de mandar un manual de Gramática que valiera para toda la secundaria (El Análisis gramatical de Guillermo Hernández es estupendo) ; para la Literatura nos considerábamos capaces de elaborar -en la mayor parte de los casos ya lo estaba- unos apuntos dignos y ofrecer nosotros mismos los textos; para la ortografía y la expresión escrita hay una oferta increíble de cuadernillos que abordan por niveles todos los aspectos que se trabajan en la asignatura. No llegamos nunca a hacerlo. Se supone que el libro de texto evita tener que recurrir a esta fragmentación de manuales que resulta demasiado cara, y reúne en un solo volumen todos estos aspectos. El resultado es el que tú describes: demasiados esquemas y poco contenido. Este curso, en las materias optativas de Literatura universal en 4º ESO y 2º de bachillerato, he optado por no poner libro: en general, me parecían poco prácticos, y resultaban enormemente caros para el uso que se le iba a dar en clase . Me está suponiendo, sobre todo en Bachillerato, una paliza ingente a la hora de preparar apuntes y preparar las clases, como tu dices, pero prescindo de mucha paja y me centro en lo que yo, BOE en mente, por supuesto (qué remedio), considero oportuno. En la asignatura de Lengua y Literatura no me lo planteo: tiene que haber un manual que el alumno, como señalas, escriba, subraye, analice, resuma…Y ganas me dan de meterme con las programaciones de la materia, pues el diseño de los libros tiene que ver con esto también, pero ya he soltado bastante rollo: en 1º de ESO aún es racional, pero a partir de 2º es inabarcable, repetitiva y poco realista. Para otro día. Un abrazo
Hace años que estoy en contra de los libros de texto. Son un corsé insoportable. Casi nunca me parecen oportunos los textos que proponen ni las actividades ni la secuencias .Todo es tan muerto, tan ortopédico.. . Después de unos años de docencia, tengo mucho material y muchas ideas que elaboro yo misma o que encuentro elaboradas en blogs , en foros, en encuentros . Ocurre que,como mis compañeros deciden que todos los alumnos deben comprar el libro de texto , me toca tragar. De modo que tengo que fingir que los uso y ando siempre justificándome ¿Por qué tienen tanto apego algunos profesores a los libros de texto? La respuesta es fácil : simplifica el trabajo. Llegan, miran la página que toca ese día, miran en el solucionario las respuestas de las actividades y ya han preparado la clase. El libro de texto, en España , ha hecho estragos en la Enseñanza y se ha convertido en un potente negocio para las editoriales. La asignatura de lengua castellana y literatura se ha convertido en esa asignatura comodín que cualquiera puede dar porque uno no tiene más que seguir un libro de texto, estudiar un poquito y tirar de solucionario. Ya nos mandan en Secundaria profesores de matemáticas para hacer sustituciones en lengua. No entiendo que unos licenciados necesiten la teta del libro de texto. Parecen olvidar que todo eso que dicen los libros de texto son conocimientos trillados para un licenciado en Filología Hispánica .Parecen olvidar que, si es necesario refrescar conocimientos , todos compramos y usamos material de buena calidad en la carrera y podemos comprar novedades para el Seminario .Con literatura es aún más sangrante. Se lee el libro de texto , los alumnos van subrayando lo que dice el profesor que hay que subrayar, llega el día del examen, lo vomitan y punto. Toda una generación de profesores poltrones .cómplices del negocio editorial, que hoy son un freno a cualquier propuesta de innovación pedagógica. De las nuevas tecnologías ni les hables, que eso lleva tiempo y esfuerzo entenderlo y usarlo. y total, no sirve para nada.
Si les dices que todo el material de consulta lo has puesto en el Classroom, porque en el libro de texto es un batiburrillo te miran con cara de besugo.
Yo también creo que hay excelentes libros de texto -cada maestrillo tiene su librillo, se decía- y lo importante es encontrar uno que te convenza y que te ayude a ofrecer a tus alumnos lo que pretendes transmitir o pretenden las programaciones oficiales…
En cualquier caso conviene no olvidar -así lo creo- que ni el libro de texto ni las TIC -no nos consaremos de decir que tienen que ser transaprentes- no son los protagonistas del proceso educativo. En ningún caso. Los únicos y verdaderos protagonistas del proceso de Enseñanza-Aprendizaje son los alumnos y los profesores. Lo demás es accidental, opcional, discutible, como lo queramos decir…
Elisa, yo creo que tu reivindicación va más en la línea de «libros de consulta, sí». Es un hecho que no funcionan los libros de texto tal y como están estructurados. La parcelación de contenidos es aberrante. ¡Ver el SN en tres temas!, ¡el texto narrativo en cuatro, la poesía en tres…! ¿En qué cabeza cabe?
Ahora bien, hay editoriales que han hecho un esfuerzo por dar un enfoque distinto. No está bien hacer publicidad, así que me lo callo, pero nosotras hemos dado con un proyecto editorial que aborda los temas a modo de monográficos. Aún es pronto para hacer un balance de su utilidad en todos los niveles, pero puedo adelantarte que yo estoy más que contenta. Contenta porque el libro es una herramienta de consulta a la que acuden los alumnos cuando es preciso (no es la guía de nuestro trabajo en clase, porque trabajamos por secuencias didácticas). Contenta porque los libros están socializados y los alumnos no han tenido que pagar su elevado precio.
El próximo curso, iniciamos en mi centro el proyecto 1×1, es decir, un portátil por alumno, y ya estamos planificando dejar en las aulas una pequeña biblioteca en la que habrá el libro del que te hablo y otros para consultar.
He visto algunos proyectos editoriales de libros virtuales y son más de lo mismo, o peor. Trivializan los contenidos hasta extremos insultantes (a mi parecer). Y sigue perpetuándose la fragmentación de contenidos. Lo cual me lleva a pensar que con TIC o sin, el profesor que quiera seguir al pie de la letra los libros como hacía hasta ahora, podrá hacerlo en su nueva versión. Creo que es otra oportunidad de cambio que se pierde. ¡Qué se le va a hacer!
Como apunta Carlota, prescindir del libro de texto o usarlo puntualmente para consultar, requiere un trabajo de planificación y ordenación de secuencias muy laborioso que no todo el profesorado está dispuesto a realizar.
Lo más guay de los libros de texto son las «Unidades didácticas», como por ejemplo: La carta al director, Teatro medieval, coordinación y yuxtaposición, la g y la j, Cómo se hace un esquema… Una unidad de contenidos de lógica aplastante ;-)
Me gusta seguir el libro por la lectura que ofrece al iniciar el tema (lo que me evita fotocopiar); me gusta también porque no tengo que redactar ejercicios mecánicos del tipo: localiza los CD y sustituye por pronombres. En todo lo demás (literatura, producción textual, técnicas de trabajo…) intento ofrecer alternativas, aunque en nuestro caso, los materiales digitales están a años luz (sin ordenadores, sin red, sin cañones…)
Estupenda reflexión, la comparto. El libro de texto supone delegar en otro (la editorial) la propia tarea, por eso hay tantos profes con crisis de identidad. Un esquema es algo que exige estilo, por eso resulta dificil trasladarlo a los otros. Sirve para quien lo haya hecho, porque es otra forma de reelaborar el texto fuente. Por eso los libros de texto son incomprensibles para todos, con un efecto perverso sobre el proceso de aula. Yo añoro la palabra en las aulas, sobretodo la de los chavales, la viva voz, la que permite conversar. Me gustaría que los profes callaran más y les dieran la voz a ellos.
Creí que la entrada iba a resultar más polémica, pero veo que, con matices, todos estamos de acuerdo en lo básico.
Toni, a eso que comentas hay quien le llama «visión integrada de la lengua y la literatura».
Lu, investigaré a ver si me entero por mí misma y si no, vía correo, tus recomendaciones no pueden pasarse por alto.
Carlota, de rollo nada, si te animas a seguir contando, aquí o en tu blog, me encantará leerte.
Marcos, esta claro, lo que señalas es lo fundamental.
Vicent, bienvenido.
No lo dije, pero está claro que, además de los libros, las experiencias que compartimos a través de blogs o wikis son una magnífica ayuda, y vosotros sois de los que aportáis a los demás con generosidad y saber.