Fieramente humano
Probaron la manzana y los expulsó del paraíso. Desde que los creó los había visitado a diario, había disfrutado de su compañía, de sus ojos abiertos a la sorpresa y al goce del mundo que había hecho para ellos, de la hermosura de sus cuerpos y de su alegría. Pero poco a poco se había ido dando cuenta de que a veces no era bien recibido, de que interrumpía su intimidad, de que ya no corrían a su encuentro con la impaciencia de las primeras veces. Empezó a pensar que había cometido un error dándole a Adán una compañera. ¿Por qué él, que había tenido el poder de crear el amor, no lo tenía para dotarse a sí mismo de un ser que lo mirase de igual a igual, que lo retara como Eva retaba a Adán y que se le enfrentara como Adán se enfrentaba a Eva? Inútilmente buscaba una costilla en su no-cuerpo. Entonces inventó la historia del árbol y del fruto prohibido: Una forma de despertar su interés, de volver a ser el centro de sus preocupaciones. Nunca imaginó que aquellas frágiles criaturas, salidas de sus manos, fuesen capaces de desafiarlo. Ya no hay vuelta atrás. Los ve marchar, cogidos de la mano, desheredados pero juntos, y llora su soledad escondiendo, ahora sí, la cabeza entre los brazos.
Con este microrrelato basado en la imagen que aparece en la cabecera he ganado el primer premio del concurso del mes de julio convocado por Minificciones.com.ar. Se trata de un premio honorífico, pero me siento muy honrada al recibirlo por la dura competencia que ha habido. A mí la primera mención, One night stand, de Luis Gonzalí me parece un microrrelato magnífico.
¡¡Enhorabuena!! Vaya nivelazo …Los dos relatos son muy buenos, pero el tuyo es magnífico. Me ha encantado esa visión de Dios desde su soledad y su necesidad de calor humano y me ha parecido genial la idea de la subversión de su creación. Besos
Me encanta. A pesar de que nos vamos acostumbrando con los blogs a la síntesis, resulta muy complicado construir una historia sugerente y única en tan poco espacio. Y dicen que el microrrelato es un género menor…
Precioso, Elisa, es un premio muy merecido.
Mi estimada Elisa,
Tu relato es por mucho superior… Acepto mi derrota con el buen sabor de boca que me dejó al leerlo…
Te mando un saludo….
Enhorabuena, Elisa.
El relato, merece el premio, es estremecedor. Por cierto, el anterior, también me encantó.
¿Me das permiso para incluirlos en Diigo?
Felicitaciones Elisa! Una mini fantástica! Ganaron los mejores.
Saludos!
Marian, Antonio, Carlota, gracias por vuestras palabras, es un placer que lo hayáis leído y os haya gustado.
Luis, Claudia, seguiré vuestros blogs, hay un interesante campo para descubrir en el mundo de los aficionados a las brevedades, si el ingenio me da para ello volveremos a encontrarnos en nuevas convocatorias.
Angus, por supuesto que puedes incluirlos en Diigo.
Un saludo a todos desde el Valle de Arán, uno de los lugares más bellos que he visitado.
Muy bueno el relato, Elisa. Está muy en la línea de Blas de Otero, poeta que me ha atraído siempre por el desgarro de su poesía: la soledad del hombre moderno frente a Dios (o frente a la divinidad) y la dimensión humana de ese mismo Dios.
Romancera y ahora también cuentera (prefiero ese término al de «cuentista»). Eres toda una caja de sorpresas, Elisa. Enhorabuena por el estupendo nanocuento, y por el premio.
Elisa,
es precioso tu microrrelato. ¡Hay que ver cuántas emociones se pueden sugerir en tan poco espacio!. Felicidades.
Gracias, Manuel, Eduardo, Ana, mejores lectores no podía tener.
Felicidades Elisa:
Es un relato estupendo. Lo que más me impresiona es su originalidad. No sé cómo se te ocurren temas tan dispares en tus relatos.
Ya sabes, dentro de poco la excedencia para poder dedicarte a escribir y publicar…
Una imagen muy linda de dios aunque también sea terrible.
Gracias Elisa, espero volver pronto a este blog.
Saludos desde México!
Gracias por la visita, Fernando, yo también volveré a leerte.