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A propósito de la integración

23/08/2017

Dos frases llevan rondándome la cabeza desde que las leí. Las recoge un reportaje de El País y la pronuncia un joven, Raschid, primo de uno de los terroristas de Barcelona: «Sí, nos criamos aquí y no tenemos problemas de convivencia, pero somos y siempre seremos los moros. En el colegio éramos los moros y las chicas no querían salir con nosotros.» Dos frases que contrastan con esa pretendida integración que todos los medios han querido resaltar, que los terroristas eran chicos que habían nacido en España, que jugaban al fútbol en el equipo local, que habían asistido a escuelas e institutos, que hablaban catalán, que incluso habían encontrado trabajo.

Yo he tenido pocos alumnos musulmanes, en el barrio donde he trabajado los últimos años abundaban los colombianos, también hemos recibido alumnos ecuatorianos, peruanos, armenios, chinos. Pero los musulmanes eran escasos, no podía formar grupos ni pandillas y, por tanto, se relacionaban con los compañeros en pie de igualdad y no pude observar nunca un hecho que mi amiga Maite, destinada en un instituto de la sierra madrileña, me decía: «Es muy difícil trabajar con ellos porque no aceptan la autoridad de las mujeres». Y claro, en una profesión cada vez más feminizada, un colectivo que desafíe la autoridad femenina resulta enormemente conflictivo.

De las palabras de Raschid, lo que más me llamó la atención fue el «las chicas no quería salir con nosotros», pues me remitió a otras que me dijo una alumna argelina hace unos años. Era una chica inteligente y estudiosa, tras terminar el bachillerato inició los estudios de turismo, que simultaneaba con el trabajo en un restaurante en una céntrica calle sevillana. Mi relación con ella y sus amigas de origen español era bastante cercana y un día me dijo que nunca podría casarse. Ante mi sorpresa, aclaró: «Soy musulmana y me gustaría que mi pareja compartiera mi fe, no quiero casarme con alguien que no lo sea; pero no soporto la forma de tratar a las mujeres de los musulmanes». Era una forma lúcida de expresar una de las dificultades que plantea la interculturalidad. Sé que se casó joven y tuvo un hijo que alguna vez trajo al instituto de visita, nunca me atreví a preguntarle quién o cómo era su marido.

Si cuento todo esto es porque demuestra que los procesos de integración son mucho más complejos de lo que se suele pensar. ¿De qué le sirven a un adolescente, a un joven, unos estudios (generalmente formación profesional) o un sueldo (presumiblemente escaso) si las chicas los rechazan? No sé si esto realmente es así o no, pero pudiera serlo. Actualmente las chicas son más estudiosas, acceden a las carreras más demandadas, buscan su independencia y no están dispuestas a someterse a un hombre y esto no solo ocurre entre las españolas, sino también en las de religión musulmana. Los musulmanes de primera generación en España o en otros países vinieron con sus familias y sus objetivos claros, buscaron lugares donde hubiese trabajo y donde encontrar otras personas de su misma nacionalidad, o de su mismo pueblo, como hacen todos los emigrantes, para mantener en la medida de lo posible sus tradiciones y costumbres. Son los musulmanes de la segunda generación los que, al llegar a la adolescencia, se enfrentan de repente a un mundo fracturado, de valores discordantes, que deben ser capaces de recomponer y, entre ellos, está la forma de relacionarse hombres y mujeres entre sí. No solucionar este conflicto es una fuente de frustración y violencia que cualquier individuo habilidoso para seleccionar a aquellos más débiles o influenciables puede aprovechar darle salida de la terrible forma que hemos visto estos días en Barcelona y Cambrils.

Cuando volví a buscar las palabras de Raschid en Internet vi que también le habían llamado la atención a Ignacio Vidal-Foch, quien ha escrito un artículo magistral al respecto; yo solo quiero resaltar un matiz, el de la cuestión femenina, en el que él no insiste demasiado y recordar a tantas mujeres y hombres que, como mi alumna Imane, tratan día a día de hacer compatibles mundos y culturas diferentes.

Y llegó el final…

28/06/2017

Se cierra una puerta y se abre otra, con alegría e ilusión, pero es difícil no ponerse un poco moñas.

Probando Symbaloo

23/03/2015

http://www.symbaloo.com/home/mix/mariamoliner1

La increíble máquina aforística

05/04/2012

máquina aforística

El ingeniero informático y escritor especializado en microrrelatos ha creado la increíble máquina aforística, que permite crear aforismos online con solo introducir dos palabras (un sustantivo y un adjetivo) y guardarlos para la «posteridad». Seguramente Silvia Gongo o Lu sabrán sacarle utilidad pedagógica al invento, mientras tanto, podemos echarle un vistazo y divertirnos con ella. Os dejo una muestra de los hallazgos de la máquina, para despertar el apetito.

  • Cuánto amor frágil hay en las sábanas de las mentiras.
  • La novela es una enfermedad cuyo remedio es el milagro.
  • Una partícula sin plaza es como una chaqueta sin teoría.
  • A luna agrietada, sapos corruptos.
  • Cuánto bonito futuro hay en las orejas de las lolitas.

Más información, en La Vanguardia.

 

Fotos robadas

17/07/2011

Los vídeos de Vodpod ya no están disponibles.

Esculturas de la Colegiata de Toro, posted with vodpod

Oír hablar de fotos robadas nos hace pensar en famosos sorprendidos en la playa, luciendo al sol sus cuerpos más o menos esculturales, o paseando amores furtivos en noches veraniegas, pero este no es el caso que nos ocupa. No puedo entender el motivo de que en numerosas iglesias se prohíba expresamente hacer fotos (otra cosa es el uso del flash, que puede causar daños a las obras de arte), por ello nos camuflamos en el interior de la Colegiata de Santa María la Mayor de Toro (Zamora) y, como cualquier paparazzi que se precie, conseguimos esta exclusiva en la que los protagonistas no son actores ni futbolistas, sino San Juan Evangelista, Santiago, el Arcángel Gabriel y una bellísima Virgen preñada.

Se trata de cuatro grandes figuras de piedra policromada adosadas a los pilares, en la parte posterior de la iglesia, cercanas al acceso al impresionante Pórtico de la Majestad.  Aunque la Wikipedia las fecha en el siglo XII creo que se debe a un error, y que deben ser contemporáneas al Pórtico, cuya factura corresponde al siglo XIII. Las guías señalan que no todas fueron esculpidas por el mismo artista, y que las dos que representan la Anunciación son de mayor mérito que las correspondientes a los apóstoles. Muy interesantes son también las esculturas que aparecen en las peanas, especialmente el nacimiento de Eva a partir de la costilla de Adán, que adorna la de San Gabriel y que no pueden apreciarse en las fotografías. Quien desee contemplarlas in situ tendrá un motivo, entre muchos otros, para acercarse a las tierras zamoranas.